Experto, es una forma elusiva como pocas para designar a un
profesional. En mi trabajo en la revista Esquire a menudo me llaman experto en
cocteles (encabezo la mayor parte de la cobertura de licores y bebidas) y
experto en cultura pop (dirijo buena parte de la cobertura de cine, televisión
y música). Todo eso, por supuesto, me hace un experto en cómo llegar a ser un experto.
Los pasos a seguir:
adquiere cierta experiencia en algún rubro y agrega la palabra “experto” a tu
firma de correo electrónico.
Tanto si eres un experto, podrías terminar
obteniendo el reconocimiento de tus colegas, un contrato para un libro o, lo
que es más común, una chamba de orador invitado y hasta panelista. Esta última
ocasionalmente incluye dinero, pero siempre significa conexiones, publicidad y
respeto.
Hay dos clases de trabajos de orador: aquellos para los que
estás calificado y aquellos para los que no, y debes ser capaz de decir cuál es
cuál. Lo que no quieres hacer es falsa experiencia que no tienes, esa es una
pérdida de tiempo para todos.
1. Cómo saber si eres un experto
Aquí está la prueba: recibes una llamada, un correo
electrónico o una invitación impresa pidiéndote “por favor asista a nuestra
conferencia y hable acerca de (tu área de especialidad)”. ¿La invitación te
hace sentir nervioso e indigno; o seguro, listo e incluso relajado?
Si no te sientes nervioso, entonces estás listo para ser un
experto. Los mejores trabajos de este tipo son aquellos que te permiten apelar simplemente
a tus años de experiencia. Los peores son aquellos en los que tienes que
estudiar. Si te sientes nervioso, de todas maneras podrías estar listo para
ofrecer tu sabiduría, aunque necesitas asegurarte de que tus nervios se
refieran a hablar en público –lo cual es normal– y no a presentarte como algo
que no eres –lo cual, aunque común en los negocios, es una muy mala idea–.
Pero, ¿y si sabes de lo que estás hablando?, ¿si puedes
ayudar a la gente a entender un problema, una habilidad o sus negocios? “Es
rara la oportunidad de compartir tu experiencia y quizá aconsejar a otros
jóvenes de la audiencia que ape-nas están empezando, pero también de obtener
algo de retroalimentación de tus colegas por medio de las preguntas que te
hacen o de sus reacciones ante ti”, dice Robert Kline, cofundador y director
general de Chartres Lodging Group, una compañía de inversión en hoteles y
administración de activos con sede en San Francisco, California, EU, quien a su
vez se desempeña como conferencista frecuente.
Y sí, se traduce en términos favorables si entiendes las
obligaciones que implica responder a una invitación para ser orador: compartir
tus pensamientos si sabes más que las demás personas de la sala, y no
compartirlos si no sabes más que las demás personas de la sala.
2. Cómo prepararte:
- Anticipa las condiciones. Pide al moderador o anfitrión
que te indique con exactitud el tema que abordarás, cuánto tiempo se espera que
hables y respondas preguntas, y quiénes constituirán la audiencia.
- Prevé la participación del público. El día anterior al
evento escribe 10 preguntas que probablemente te plantearán o temas que
posiblemente se abordarán y desarrolla las respuestas. (Si requieres transmitir
tu experiencia por medio de un discurso, tendrás que prepararlo, pero eso es
asunto de otro artículo).
- Diviértete. Ahora bien, por lo general soy escéptico
cuando alguien dice “diviértete” y estoy a punto de embarcarme en algo
profesional. La diversión es para los fines de semana y para después del
trabajo, para niños y jubilados; no es para los negocios. Sin embargo, cuando
se trata de jugar el juego del invitado-experto, la diversión se vuelve algo
importante. Al fin y al cabo probablemente no te pagarán por esto, así que es
fundamental abordarlo de manera relajada. Y la mejor forma de relajarse es
asumir totalmente la autoridad que tus anfitriones y la audiencia te están
reconociendo.
El caso es que tú sabes más acerca de lo que estás hablando
que cualquier otro en la habitación. Aprovéchalo. De otra manera, estarás
nervioso y tenso. Y la gente tensa no se divierte.
3. Cómo portarse como un “experto”
Debe parecer que tienes confianza en ti mismo. Y tal vez
(sólo tal vez) ser un poquito arrogante. La clave de ser un experto es no
equivocarse. Determina tu postura y por qué piensas que es una buena postura.
Sé directo, sé firme. Tu audiencia no quiere que la aplaquen.
Tampoco quieren que sus posturas obtengan confirmación o que
su experiencia se valide. Quieren que los sorprendan. Quieren tener algo que
cuestionar, juzgar, rebatir o aceptar y aprovechar. Quieren algo con lo cual
trabajar.
Debes equilibrar la autoconfianza con humildad. Agradece a
tu anfitrión u organizador del evento, así como a la audiencia.
“Tan pronto como alguien se pone de pie en una muchedumbre,
lo primero que se hace es agradecer al anfitrión. Di: ‘muchísimas gracias, es
un verdadero honor, gracias a la Corporación X, Y o Z, que amablemente me
invitó a este evento". “En el cuerpo de mi
presentación, o si estoy moderando un panel, trato de darle algo de impulso a
la compañía patrocinadora de alguna manera que tenga sentido. Tiendo a no
querer ir a hablar de una organización sobre la cual no sienta que puedo decir
algo bueno, porque trato de no hacer negocios con gente que no me gusta”.
Debes expresar cuán grande es el honor (por qué es un honor
que te hayan invitado). Esta gente ha venido a escucharte. Imagínate: has
pasado años desarrollando tu negocio, tu habilidad, tu sabiduría y tu destreza.
Y ahora la gente simplemente quiere escucharte hablar de ello. Este no es un
trabajo que tengas que dominar, ya lo dominas.
¡No olvides Comentar y Compartir!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario